Los perros dejaron de ser considerados “cosas” al demostrarse su capacidad para sentir y emocionarse.
El neurocientífico Gregory Berns, lo mostró en sus experimentos con perros entrenados para pasar unos minutos en una máquina de resonancia magnética. Con ellos, pudimos comprobar, en vivo, como el cerebro de los perros reaccionan muy similar a como lo hace el nuestro ante estímulos conocidos o personas queridas.
Otra serie de estudios centrados en las señales que muestran malestar en los perros, ha recorrido el mundo después de que Turid Rugaas llegará a miles de personas con su libro sobre las señales de calma. Estas señales fueron rechazadas por muchos entrenadores de perros, al no existir prueba científica de su intención comunicativa. Años después, la prueba llegó y la ciencia confirmó la intuición de Turid.
¿Por dónde empiezo para entender a mi perro?
Considera estas tres cosas
- Mira todo el cuerpo: Es muy común pensar que un perro que mueve la cola está contento. Sin embargo, un perro enfadado puede mover la cola. Debemos, por tanto, fijarnos en el resto del cuerpo; ojos, orejas, cabeza, postura corporal, etc.
- Ten en cuenta el contexto: Un perro que mueve la cola ante la llegada de un perro desconocido, sería raro que esté contento ante el encuentro. Si el que se acerca es su tutor, probablemente la emoción que expresa el movimiento de la cola sea otra.
- Individualiza: Cada perro es único. Su edad, características y aprendizajes previos confieren su “dialecto” particular.
La ciencia ha demostrado, no solo que un cerebro feliz aprende mejor y se cansa menos. Sino que, a la hora de entrenar una mascota, es de suma importancia considerar su estado emocional y mental. Es decir, que, si no te aseguras de que tu alumno canino se lo está pasando bien, es que tú lo estás haciendo mal. Aunque funcione y el perro aprenda lo que le estás enseñando de forma molesta para él.
El camino más seguro para disfrutar de una relación feliz con tu perro, es dedicar tiempo para aprender su lenguaje. Este es el mejor paso para ser un buen cuidador para tu perro.